LA BELLEZA
La belleza siempre ha estado
asociada a términos de proporción y armonía, y basándose en esto Pitágoras,
afirma que es en los números donde reside la proporción, el orden y la armonía,
y por eso estudia las relaciones matemáticas a través de los sonidos musicales.
Siguiendo con esta teoría, se pasa de estudiar la relación del concepto aritmético
a los conceptos geométricos espaciales, y empieza a usar un número llamado
tetrakys (un triángulo para estudiar la proporción en la arquitectura), la
divina proporción y la sección aurea (Platón y Pacioli).
En la Edad Media se pasa de la
corporeidad a la belleza moral con la simbología del homo quadratus, siendo el
4 el número de la perfección moral, y a la perfección mística y estética con el
hombre pentagonal que a su vez puede ser inscrito en un círculo cuyo centro es
su ombligo. Policleto, que a partir de ahí realizó una escultura
ayudándose de las matemáticas, dicha escultura fue determinante en este arte
porque fue la figura ideal por así decirlo, realizada a partir de una serie de
proporciones matemáticas.
Lo que es cierto es que el
concepto de belleza, ha variado a lo largo del tiempo, en parte porque se ve
influenciada por el contexto en el que se encuentre y según quien lo valore.
LO SINIESTRO
En 1919, Freud escribe una obra
sobre lo siniestro, que según él, su definición es, aquello que debería haber
permanecido oculto y sale a la luz. Las cosas que se consideran feas de
situación son las que individualmente no nos generan
ninguna emoción negativa, pero en el contexto en el que se encuentran no
podemos explicarla o nos resulta angustiosa, como por ejemplo una historia a un
niño, no genera una emoción negativa pero si las pesadillas que le pueden
ocasionar.
El arte dispone de numerosos
medios para representar a lo siniestro. Todo lo inquietante e inexplicable,
aunque sea a través de relatos, del cine o la pintura, nos llevará a este
concepto: objetos que se mueven, la aparición de un doble, el vampirismo, el
retorno de los muertos, los fantasmas... etc.
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